¿Alguna vez te has preguntado cómo se restaura una pintura antigua? A mí me lo han preguntado muchas veces, y es algo que no se puede responder de forma sencilla… ni de una única manera.
No existe una sola forma de actuar. Por un lado influyen la técnica del cuadro, la época en la que fue realizado, o los daños que tiene; pero además existen otros factores que afectan a un restaurador.
Me gusta mucho este párrafo de Salvador Muños Viñas en “La restauración del papel”, que explica muy bien lo que quiero decir.
“El lector, o al menos el lector ingenuo, podría pensar que existe una forma de actuar en conservación restauración. Esto no es así. Las técnicas que usa cada restaurador o cada taller pueden ser muy diferentes entre si, e igualmente válidas. Con el paso del tiempo, con la acumulación de experiencias, cada restaurador va seleccionando o adaptando una serie de técnicas, mientras que descarta otras. Con la repetición, se incrementa el dominio de una técnica, y con ello mejoran sus resultados; y cuantos mejores resultados produce una técnica más atractiva resulta para el restaurador, que tiende a aplicarla más y más a menudo[…] De la misma manera que las paletas de los pintores nunca son iguales , las técnicas empleadas por dos restauradores nunca son iguales”
Dicho esto, también es cierto que aunque cada cuadro tiene sus patologías, generalmente seguiremos un orden en nuestras intervenciones. Así que aquí os presento un resumen de los procesos que seguiríamos para que os hagáis una idea de lo que supone una restauración.
Documento este artículo con las fotos de una restauración que realicé a un cuadro que estaba en muy malas condiciones.
Intentaré no usar argot muy técnico, ¡vamos al lío!
#1 Identificación de la obra y sus patologías
Lo primero que haremos será estudiarlo, tanto el estilo de la pintura, como la técnica que utilizó el pintor; los problemas que presenta y las posibles soluciones que nosotros proponemos. Hacemos un informe técnico, con documentación fotográfica (ya sabéis que para los restauradores son muy importantes las imágenes…) donde se refleje, con todo lujo de detalle, el estado del cuadro cuando entró en el taller.
#2 Tratamiento del soporte
Si es necesario protegemos la pintura antes de la intervención en el reverso del lienzo; o hacemos un sentado de color si vemos que los distintos estratos que forman la obra (lienzo, imprimación, pintura) no están bien adheridos entre sí.
En este apartado incluimos todas las patologías que tienen que ver con la tela del cuadro. Solucionamos problemas de destensado, deformaciones del lienzo, rotos, lienzos muy desgastados, con los bordes tan desgastados que no se pueden ni sujetar al bastidor…
Quitamos deformaciones. Si la tela está en muy mal estado reentelamos el cuadro (este proceso es muy agresivo y puede cambiar la apariencia del cuadro, así que se aplicará sólo cuando sea estrictamente necesario).
Montaje temporal en marco de aluminio ‘auto tensor’.
Con los problemas de soporte resueltos, y el cuadro clavado de nuevo a un bastidor que lo mantenga tenso, pasamos a tratar el anverso del cuadro.
#3 Limpieza de la pintura
El barniz envejece con el tiempo, se oxida y se vuelve de color amarillento. Encima, podemos tener suciedad superficial, polvo, restos orgánicos, negro de humo…
Además pueden existir repintes.
Hacemos pruebas para elegir el método adecuado, en seco o en húmedo. La limpieza es de los procesos más delicados, ya que es irreversible (en restauración procuramos que todos los procesos que realizamos sean reversibles, aplicando materiales y técnicas que, en caso de ser necesario, puedan retirarse sin haber afectado a la integridad de la obra)
#4 Estucado
Con el cuadro limpio, pasamos a ocuparnos de la capa de imprimación. El estucado es la operación que consiste en aplicar una capa de preparación (estuco) a las lagunas existentes, con objeto de hacer de base para la reintegración del color. Se debe limitar exclusivamente a las lagunas.
#5 Reintegración cromática
Una vez nivelado el estuco, realizamos la reintegración cromática. Nos limitaremos a retocar sólo las lagunas, y preferiblemente con una técnica de retoque que permita distinguir la zona retocada (a ojos espabilados y de cerca, no es necesario que se distingan los retoques a simple vista, pero sí es cierto que no debemos retocar imitando la pintura original).
Por supuesto, documentaremos con fotos todos los pasos.
En estas fotos podemos ver las lagunas antes y después de ser retocadas
#6 Barnizado final
Barnizado final para proteger. Los barnices de acabado se eligen y se aplican de acuerdo con las condiciones de la superficie de la pintura y su datación. Principalmente tienen un papel protector pero también pueden embellecer el trabajo.
Pueden ser satinados o mate dependiendo de la exposición del trabajo en la luz.
Aquí puedes ver las distintas fases del proceso de restauración
Espero que te haya resultado interesante y esclarecedor sobre lo que hacemos los restauradores en nuestros “quirófanos”.
Visita nuestra web si quieres conocer nuestro trabajo.
Y…
Si te apetece dejar un comentario o tienes cualquier duda, nos encantaría que nos escribieras.